¿Te gustaría ser un mejor cristiano? Lee esto.

¿Te han dicho “y eso que eres cristiano” después de cometer un error? A mí me lo han dicho de distintas formas. Por eso sé que esas palabras son muy dolorosas, cuando tu mayor interés es agradar a Dios.

Pero algo he aprendido: Las palabras que acusan y condenan no vienen de la gente, en realidad vienen del diablo, porque él sabe que si logra que te sientas condenado puede frustrar tu crecimiento en el Señor.

A mí me pasó, cuando solo tenía unos meses de ser cristiana alguien me dijo que para qué iba a la iglesia si yo seguía siendo la misma. Eso me dio tan duro, que lloré y no quería congregarme por vergüenza, pues me dolía que hablaran mal del evangelio por mi culpa.

Así que Dios me consoló a través de un gran ministro que me dijo “sierva, usted ya no es igual y nunca va a volver a ser la misma, porque en su corazón usted quiere servirle a Dios y a su pueblo”. Así que me levanté y seguí adelante.

Luego de unos años, entendí la base bíblica de esas palabras que me consolaron: En Juan 3:5-7 Jesús le dice a Nicodemo que es necesario nacer del espíritu para ver el reino de los cielos. Luego, en 2 Corintios 2:17 Pablo dice que quien está en Cristo es una nueva persona. Estos versículos se relacionan porque muestran que al estar en Cristo ya no eres el mismo pues naces del Espíritu. 

Por lo tanto, tú no eres igual que antes, tú has nacido de Dios. Tu ser interior es completamente distinto. Pero entonces ¿por qué aún tienes comportamientos “no cristianos”? Porque  aunque la salvación de Dios ya es un hecho en tu espíritu, aún debe manifestarse en tu alma y luego en tu cuerpo.

Hace poco tiempo leí un libro del pastor Mark Hankins en el que se menciona que el sistema de salvación de Dios comienza desde nuestro espíritu cuando nacemos de nuevo, luego se manifiesta en nuestra alma, a medida que renovamos la mente y finalmente en nuestro cuerpo, al disciplinarlo a obedecer la palabra.

Así que Dios ya hizo todo lo que era necesario en tu espíritu y a raíz de eso, puedes andar en las buenas obras que Él preparó para que anduvieses. Por lo tanto no te desanimes si fallas, no te dejes acusar, recuerda que Dios inició su obra en ti.

Solo es necesario que te dispongas para ser perfeccionado. Y para esto debes permitirle a Dios tratar con tu alma. Es decir, con tu intelecto y emociones porque esto es lo que va a producir el cambio externo que el mundo quiere ver en un cristiano.

En este sentido, la biblia te dice qué hacer en Romanos 12:2  “No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.”

De manera tal que solo a través de renovar la mente, puedes cambiar tu forma de actuar. Pero tranquilo, esto no sucede de la noche a la mañana. Renovar la mente es un proceso continuo y diario.

¿Cómo lo haces?

1.Leyendo la palabra.

Lee las escrituras y llena tus pensamientos de ella. Decídete a remplazar por un versículo, cualquier pensamiento que te esté causando problemas.

2.Meditando la palabra.

No solo leas la biblia, reflexiónala, considérala, y examínala. Piensa de manera consiente sobre ellas y déjate instruir y corregir por lo que está escrito.  

“Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Solamente entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas.” Josué 1:8

3.Hablando la palabra.

Josué 1:8 en la traducción reina Valera empieza diciendo “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley…” Mantener la palabra de Dios en tu boca, te permite mantenerla en tu mente de forma continua. Así que inclúyela en tus conversaciones diarias.

¿Qué ganas al renovar la mente?

1.Experimentas y comprendes la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

2.Reflejas a Jesús.

3.Aprendes a ser un hijo de Dios obediente.

4.Te conviertes en hacedor de la palabra.

5.La paz de Dios guarda tu corazón y tus pensamientos.

Por lo tanto no esperes más. Empieza a renovar tu mente para que aprendas lo que Dios quiere para ti. Y comienza a llenarte de sus pensamientos para que no te pierdas de la abundante vida que tienes en Cristo.

Gracias por leer.

Comparte