El caballo se prepara para el día de la batalla, pero la victoria pertenece al Señor. Proverbios 21:31
La vida cristiana tiene dos lados, la parte práctica y la parte espiritual. La parte práctica es lo que nos corresponde hacer y la parte espiritual es lo que Dios hace por nosotros.
Este proverbio nos menciona el equilibrio entre estas dos partes. Por un lado, a nosotros nos corresponde preparar el caballo, esto es una referencia a los combates que se hacían en la época, los cuales dependían en gran manera del número de jinetes y caballos que tenían en el ejército.
En este sentido, a nosotros nos corresponde estar listos en el Señor, dar pasos de fe, ser hacedores de la palabra, ejercitarnos en el dominio propio, confiar, orar y dar gracias.
Pero la parte más importante le corresponde al Señor. Él es quien mueve montañas, quien abre caminos donde no los hay. De manera que la victoria está en sus manos.
Recuerda que tienes un Dios victorioso. Él nunca ha perdido una batalla, y hace más de dos mil años Jesús venció todo lo que debía ser vencido. Por Cristo Jesús tú ya eres victorioso. De manera que las batallas de la vida las peleas desde la victoria. Pues el resultado ya fue obtenido por Jesús en la cruz.
Así que no te desesperes, haz tu parte, pero deja que Dios haga el resto. No te afanes queriendo hacer lo que solo Dios puede hacer. Más bien dedícate a orar, a agradecer, a alabar y hacer lo que la palabra te dice que hagas.
De todo lo demás, Dios se encargará, ninguna situación le queda grande, por lo tanto alista tu caballo, pero no confíes en tus propias fuerzas. Cree que Dios está obrando y espera confiadamente en él.
“pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.” 1 Corintios 15:57
Oración: Gracias te doy Dios, porque tú eres un Dios vencedor, tú ya venciste en la cruz, y me has dado victoria por medio de lo que Jesús ganó por mí. Creo y espero en ti.