Una de las cosas más maravillosas de estar en Cristo es que aunque pasamos por las mismas dificultades que el resto de personas, nosotros no las atravesamos solos.
Además, contamos con la ventaja, de que no estamos en incertidumbre pues sabemos cómo va a terminar: Ninguna circunstancia nos detendrá.
Así que este blog tiene el propósito de animar tu fe, pues aun en medio de la adversidad, Dios no te dejará.
¿De Dónde Viene Tu Socorro?
Socorrer significa tender la mano a alguien, para ayudarlo a salir de una situación de riesgo. Y eso es precisamente lo que hace Dios con nosotros.

El salmista tenía algo muy claro, nuestra ayuda en tiempos difíciles, viene de Dios. No tenemos por qué buscar ayuda en otro lugar, ni en otras personas. Pues el creador del universo está dispuesto para ayudarnos.
Por lo tanto, no andes afanado buscando ayuda, levanta tu mirada a Dios y cree que Él es quien te guarda. Dios nunca duerme, siempre está atento para ayudarte. Así que alégrate en el Dios de tu salvación, pues tu confianza en Él no será defraudada.
Me gusta la canción de Danilo Montero inspirada en el salmo 84: “Dichoso el que tiene en ti su fortaleza. En medio de la aflicción renuevas sus fuerzas en ti”.
Ya que precisamente, lo que nos hace felices y afortunados es que cuando nos apoyamos en el Señor, y llegan los tiempos difíciles, nuestro Dios los transforma en tiempos de bendición para nosotros.
Salmo 84:5-6 “Qué afortunado es el que se apoya en ti, el que sólo piensa en andar en tus caminos. Cuando pasa por el valle de las Lágrimas, lo convierte en un oasis bendecido por la lluvia temprana.”

No Eres Inmune A Las Dificultades, Eres Vencedor En Ellas.
Ser cristiano no significa ser inmune a las dificultades. Lo que sí significa es que cuando esas dificultades llegan, contamos con la ayuda del todopoderoso, en el cual somos victoriosos.
El salmo 23 dice que Jehová es nuestro pastor, pero el versículo 4 dice “aunque ande en valle de sombra de muerte”, Esto nos enseña algo, el hecho de que Dios nos pastorea, no evita que pasemos por “el valle de sombra de muerte”, es decir, no evita los tiempos malos.
Sin embargo, el mismo versículo nos dice “No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.” De modo que el beneficio de estar bajo el cuidado de Dios, es que durante los tiempos malos, no tendremos temor, pues Dios mismo cuida de nosotros.

Me fascina como el Señor lo dice en Isaías 43:2 “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.”
En este versículo, las aguas, los ríos y el fuego, representan las dificultades y las tribulaciones. Así que me parece fascinante que Dios nos diga que aunque pasemos por esas situaciones difíciles, estas no podrán dañarnos.
Jesús lo expresa de forma similar en Juan 16:33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”
Por causa de que vivimos en un mundo caído, cuyo príncipe es satanás, las dificultades y aflicciones están a la vuelta de la esquina. Pero nuestra confianza está en lo que Dios ya ha hablado.
Por causa de su palabra, podemos tener paz. De modo que gracias al triunfo de Jesús en la cruz, nosotros sabemos que somos victoriosos en Él.
De manera tal que sin importar lo que estés atravesando, tu puedes gritar “soy más que vencedor por medio de Jesús que me amó”.
Por lo tanto, cobra ánimo, no tires la toalla, porque Dios es experto en abrir caminos donde no los hay, y dar soluciones a causas que parecían perdidas. Y para esto te quiero dar el siguiente ejemplo:
Hace mucho tiempo atrás, cuando el pueblo judío estaba bajo la cautividad de Babilonia, el rey Nabucodonosor construyó una estatua de oro y ordenó a todas las personas, que al sonar los instrumentos, debían inclinarse ante la estatua y adorarla, o serían arrojados al horno de fuego.
De tal manera que todos adoraban la estatua. Sin embargo, había tres hombres judíos, Sadrac, Mesac y Abed-nego que fueron acusados de no obedecer el mandato del rey. Así que fueron llevados ante Nabucodonosor para ser interrogados.
Entonces, los tres jóvenes dijeron al rey: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.” (Daniel 3:17-18)
Seguramente, si no has leído el capítulo 3 del libro de Daniel, creerás que Dios hizo algo para que estos jóvenes no fuesen enviados al horno de fuego. Pero, la historia no sucedió así.
El libro de Daniel relata que cuando el rey Nabucodonosor escuchó las palabras de Sadrac, Mesac y Abed-nego, se enojó muchísimo, e hizo que calentaran el horno 7 veces más de lo que se acostumbraba.
De hecho, la historia dice que el horno estaba tan caliente que los encargados de arrojar a los jóvenes al horno, murieron cuando se acercaron para arrojarlos.
Y ahí estaban estos tres judíos fieles a Dios, estaban en una situación sin salida. Ya estaban dentro del horno y no había nada que hacer por ellos.
Pero para Dios no hay nada imposible, así que el libro de Daniel relata que el rey estaba viendo el horno, cuando de repente observa que hay cuatro personas, y no tres.
De manera que Nabucodonosor describe lo que está viendo así: “He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.”

Ahora sabemos, que el cuarto hombre que apareció en el horno de fuego era Cristo. Así que Dios no evitó que fuesen echados al horno, sino que mostró mayor gloria, estando con ellos entre las llamas, porque demostró que el fuego no podía dañarlos.
La historia continua diciendo que el mismo rey dio la orden de sacarlos del horno, y cuando salieron, su ropa estaba sin ningún daño y ni siquiera olían a humo.
Por lo tanto, Nabucodonosor exaltó al Dios de los judíos, e hizo un decreto para asegurarse que nadie blasfemara al Dios de ellos, y además Sadrac, Mesac y Abed-nego fueron engrandecidos en Babilonia.
Esta historia nos muestra que Dios es poderoso para glorificarse en medio de situaciones tan difíciles, que parecen perdidas. Así que recuerda que Dios hace que todo obre para bien en tu vida, no importa lo que el enemigo quiera hacer contra ti, si Dios está de tu lado, la victoria está asegurada. (Romanos 8:28)
Así que ve y gózate en medio de la tormenta, porque el Dios que te guarda no duerme, y su palabra nunca falla. Su vida abundante está en tu interior, dándote lo que necesitas para salir vencedor.
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