La gracia de Dios es ciertamente un tema indispensable para cada creyente. De hecho, la palabra gracia es mencionada 160 veces en la biblia. Esto nos muestra que es un tema importante, al cual deberíamos prestar mucha atención, pues Dios está resaltándolo al mencionarlo tantas veces.
Así pues, vemos que Dios se presenta a sí mismo como el Dios de toda gracia (1 Pedro 5:10). Lo cual nos revela su carácter benévolo y su disposición de darnos lo que no merecemos.
También Jesucristo es presentado como quien es lleno de gracia (Juan 1:14). Entonces podemos ver que Jesús es la gracia de Dios en acción. Es quien nos mostró el favor y la buena voluntad de Dios para con los hombres.
De igual forma, el Espíritu santo es llamado el Espíritu de gracia. Lo cual nos muestra que la gracia es trascendental en la naturaleza divina. De modo que como sus hijos debemos comprender y valorar la gracia del Señor.
¿Qué No Es La Gracia?
Antes de definir lo que la gracia es, necesitamos aclarar lo que no es. Y esto se hace necesario, porque hay quienes han torcido las escrituras, con el fin de corromper la verdad acerca de la gracia de nuestro Señor Jesucristo.
Entonces, en primer lugar la gracia no es una licencia para pecar:
“Entonces, ¿Qué diremos? ¿Seguiremos pecando, para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿Cómo podemos seguir viviendo en él?” Romanos 6:1-2.
En este pasaje bíblico, nos damos cuenta que la gracia no es un pase libre para el pecado. Sino que por el contrario, debido a la gracia ahora nos identificamos con Cristo en su muerte y resurrección. Es decir que hemos muerto al pecado y hemos resucitado a una nueva vida.

En segundo lugar, la gracia no es libertinaje. Esto es muy importante que lo sepamos, porque hay quienes han sido engañados. De hecho, muchos afirman que pueden hacer cualquier cosa por estar bajo la gracia. Sin embargo, la palabra nos aclara que nosotros no debemos actuar como el mundo lo hace. Pues nosotros somos la luz que debe alumbrar a la oscuridad del mundo.
“El problema es que se han infiltrado entre ustedes ciertos individuos que desde hace mucho tiempo han estado señalados para condenación. Son impíos que cambian en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a Jesucristo, nuestro único Soberano y Señor.” Judas 4
¿Qué Es En Verdad La Gracia?
Primeramente, la gracia es un regalo de Dios. Es lo que el Señor nos ha brindado, a pesar de no merecerlo. Un ejemplo de esto es la justificación. El apóstol Pablo les dice a los romanos que hemos sido justificados gratuitamente por medio de su gracia.
Es decir, nosotros no hicimos nada para recibir su justicia. No tuvimos que pagar nada, pues fue un regalo de parte de Dios, uno muy costoso, pues costó la sangre de Cristo. Pero el precio lo pagó Dios, nosotros simplemente lo recibimos y le damos gracias.
Aprende aquí acerca de la justicia de Dios
En segundo lugar, la gracia es el favor de Dios que nos salva. Sin que hiciésemos nada, él nos salvó por medio de la fe en Jesús. Así que la gracia nos muestra el amor y bondad de Dios hacia nosotros. (Efesios 2:8)

En tercer lugar, la gracia es el poder de Cristo en nosotros. Es la fuerza de Dios que nos ayuda en nuestras debilidades. Es la potestad de Dios que obra en nosotros para ayudarnos a cumplir su llamado, y hacer lo que no podemos hacer solos. (2 Corintios 12:9)
En cuarto lugar, la gracia es la ayuda de Dios que nos socorre. Su gracia es suficiente en tiempos de necesidad. La gracia del Señor nos brinda auxilio cuando más lo necesitamos. Y con toda confianza nos podemos acercar a Dios para recibirla. (Hebreos 4:16)

Por último, pero no menos importante, la gracia es poder sobre el pecado. Pues vivir bajo la gracia es comprender la justificación, y el poder de la resurrección de Cristo. Por quien tenemos una nueva vida. (Romanos 6:14)
Para profundizar visita: La obra de la gracia.
Entonces, la gracia es todo lo que necesitamos para vivir la vida abundante en Cristo. Pues esta es la que nos permite vivir en victoria. Solo por su gracia podemos hacer lo que él nos ha mando a hacer y vivir como él nos dice que lo hagamos.
