¿Sabías que Dios se deleita en tu bienestar? Sí, a Dios le interesa que estés bien (Salmo 35:27). Él creó todas las cosas para nuestro beneficio. Y ahora que estamos en Cristo, podemos disfrutar de ellas.
De modo que deberías alegrarte en Dios, pues bendecirte hace parte de su corazón, Él anhela y desea bendecirte. Tanto lo desea, que hizo posible, gracias al sacrificio de Jesús, que nosotros participáramos de la bendición de Abraham (Gálatas 3:14,29). Y vemos como Dios bendijo a Abraham de muchas maneras, incluyendo bienes y riquezas.
Así que la bendición financiera, también hace parte de tu herencia al recibir a Jesús como Señor y salvador. Pero esos bienes y riquezas son dados con un propósito:
En primer lugar, Dios quiere que su nombre sea reconocido, que tú reconozcas que Él es quien te ha bendecido y se lo hagas saber a todos.
En segundo lugar, Dios quiere que seas de bendición para los demás, Él no te bendice para que acumules, sino para que seas de bendición para otros.
Y en tercer lugar, Dios quiere que disfrutes de su bendición aquí en la tierra. Sí, tu puedes disfrutar de sus bendiciones mientras vives. Analiza conmigo la siguiente escritura:
1 Timoteo 4:8 PDT «El ejercicio físico te sirve de algo, pero una vida dedicada a Dios te trae bendiciones tanto para la vida presente como para la del mundo venidero.»
Esta escritura claramente enseña que cuando dedicamos nuestra vida a Dios, no solo podemos esperar bendiciones cuando estemos con Él en la eternidad, sino que también podemos disfrutar de bendiciones que tienen lugar en la tierra.
En cuanto a esto, el salmo 112 dice que temer a Dios y deleitarse en sus mandamientos es una bendición en sí mismo, porque la persona que teme al Señor tendrá bienes y riquezas en su casa.
Clic aquí para leer el salmo 112 completo
De igual forma, el salmo 34:9 dice que nada le falta a quien teme a Jehová, y el versículo 10 afirma que los que confían en el Señor no tendrán falta de ningún bien. ¿Te gustan estas escrituras? Son para ti que has decidido buscar a Dios con todo tu corazón, que has decidido agradarle, ¡para ti que estás en Cristo!
Y es precisamente por estar en Cristo que estas bendiciones te pertenecen. Es gracias a Jesús que tú puedes vivir hoy las promesas de Dios, pues por Él todas las bendiciones son sí y amén.
Es Jesús mismo quien se hizo pobre para que nosotros fuésemos enriquecidos. Fue Él quien nos libró de la maldición de la ley (Gálatas 3:13), la cual según Deuteronomio 28:15-17, 38-40 incluía la pobreza.
En ese sentido, la ley establecía que quien la quebrantara, sería maldito en lo que hiciera, sus cosechas y el lugar donde hacían el pan serían malditos, sembrarían, pero no recogerían de la cosecha. Es decir, todas estas cosas eran la fuente de ingreso económico de esa época. De tal forma, que al romper la ley, el trabajo no iba a producir ganancias, generando pobreza.
Pero gloria a Dios, que tú y yo ya no estamos bajo maldición. Pues Cristo mismo nos libró de la maldición de la ley y ahora somos benditos en Él. Sin embargo, como hijos de Dios, debemos tener cuidado cuando se trata de dinero. Pues nuestro corazón debe estar en el que bendice y no en la bendición.
Debemos buscar primeramente al reino de Dios y su justicia y todo lo demás será añadido (Mateo 6:33). Cuando Jesús hablaba de que todo lo demás será añadido se refería a la provisión de nuestras necesidades. Porque Dios mismo sabe lo que necesitamos y Él es un buen padre que cuida de nosotros.
Ahora bien, precisamente para cuidar nuestro corazón del amor al dinero, Dios estableció una forma de recordarnos que todo lo que tenemos viene de Él y así evitar que nuestro corazón se enorgullezca y se vaya tras el dinero, y esto es mediante el diezmo.
Cuando Dios lo estableció en la ley mosaica, les dijo a los israelitas que a través del diezmo, ellos aprenderían a temerle. Sin embargo, el diezmo no inició con la ley. El diezmo fue antes de la ley, incluso Abraham diezmó 470 años antes de que la ley se estableciera, entregando sus diezmos a Melquisedec.
Luego, Jacob, nieto de Abraham, también propuso en su corazón diezmar en Génesis 28:22. Y vemos que incluso en el nuevo testamento se menciona el diezmo en Hebreos 7:6-8 enseñando que a quien le entregamos nuestros diezmos es a Cristo mismo.
En adición a esto, en nuestro tiempo, el diezmo lo damos por fe, tal como lo hizo Abraham, reconociendo que lo que tenemos es porque Dios nos lo ha dado.
En este sentido, cabe resaltar que la fe no es un concepto estático. La fe es una acción. Tu fe debe llevarte a obedecer a Dios. Por consiguiente, por fe tú decides honrar a Dios con tus bienes, poniendo tu dinero al servicio de Él.
La iglesia de Filipo, es un ejemplo de poner el dinero al servicio del evangelio. En el capítulo 4 el apóstol Pablo les agradece por la ofrenda que los filipenses habían enviado. El apóstol les reconoce por haberle mandado ofrendas más de una vez y les dice que su deseo es que sean recompensados por su bondad.
Luego, en el versículo 14 del mismo capítulo, el apóstol les dice a los filipenses que esas ofrendas enviadas son un sacrifico de olor fragante aceptable y agradable a Dios. Así mismo, Pablo les afirma que Dios suplirá sus necesidades conforme a sus riquezas en gloria.
Por otro lado, la iglesia de Corinto también es un ejemplo de poner el dinero al servicio de la obra de Dios, en 2 Corintios 9 el apóstol Pablo les reconoce su deseo de ayudar y su disposición para enviar una ofrenda.
Igualmente, Pablo les enseña a dar en abundancia para recibir abundantemente y de este modo, Dios proveería generosamente sus necesidades para que así pudiesen compartir con otros.
Además, en 2 Corintios 8:1-3 Pablo les cuenta a los Corintios de que las iglesias de Macedonia, a pesar de estar pasando por pruebas, habían ofrendado con generosidad. E incluso, dieron, por voluntad propia más de lo que podían, y suplicaron poder participar de la ofrenda a los hermanos de Jerusalén.
Ahora bien, ¿Cuál es la relación entre diezmar y ofrendar, y la bendición económica que Dios quiere darte? Muy simple, solo hay una forma de recibir de Dios: Por fe.
Así que si tienes fe en que Dios es tu proveedor, tú vas a obedecerlo en esa área. Y como consecuencia tú diezmarás y ofrendarás.
Por otro lado, ¿Dónde entregar los diezmos y ofrendas? Muy simple, lleva tus diezmos y ofrendas a tu iglesia local. Ese es el lugar en donde Dios te ha bendecido con unos ministros que te enseñan el evangelio (ver 1 Corintios 9:14).
Además, también puedes dar ofrendas a quienes están en necesidades (ver 2 Corintios 9:11-12).
Pero lo importante es que “Cada uno debe dar según se lo haya propuesto en su corazón, y no debe dar con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama a quien da con alegría.” 2 Corintios 9:7
Entonces, teniendo en cuenta lo anterior ¿Cómo puedes empezar disfrutar la bendición de Dios en tus finanzas?
1.Estudia sobre este tema en tu biblia y medita en él.
2. Obedece la palabra de Dios en relación a las finanzas.
3. Sigue el ejemplo de las iglesias del nuevo testamento respecto a este tema.
4. Habla la palabra sobre tus finanzas.
5. Si tienes dificultades económicas: no hables de la situación, háblale a la situación usando la palabra de Dios.
¿Listo para disfrutar la bendición de Dios en tus finanzas? Recuerda que Dios se deleita en bendecirte. Ve y disfruta de la abundante vida en Cristo.
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