Al que ayuda al pobre no le faltará nada, en cambio, los que cierran sus ojos ante la pobreza serán maldecidos. Proverbios 28:27
En el devocional del día de hoy, quiero centrar la atención en la importancia de ayudar al necesitado. Cuando leemos los evangelios, nos damos cuenta que Jesús tenía compasión de la gente. Y vemos como el suplía la necesidad de aquellos que lo seguían.
Vemos innumerables ejemplos de sanidades, liberaciones, pero también vemos ejemplos de provisión, como la alimentación de más de 5 mil personas, y la pesca milagrosa de Pedro. Esto nos muestra que Jesús no era indiferente ante la necesidad de la gente.
De manera que nosotros, como sus discípulos, debemos seguir su ejemplo. De hecho, nuestra motivación de ser prosperados, debería serla de convertirnos en un canal de bendición para otros.
Que podamos ayudar al hambriento y dar abrigo al necesitado. Ese es el objetivo de las bendiciones que Dios nos da. Él quiere que el mundo lo conozca a través de nosotros. Por eso en la carta de Santiago se nos anima a ejercitar nuestra fe.
Pues no solo basta con decirle a alguien “que Dios te bendiga”, si no estamos dispuestos a compartirle lo que Dios nos ha dado. Ahora, si la situación es que no tienes nada material que darle. Aun así tienes un tesoro mayor para compartir, y es el nombre de Jesús.
Recuerda cuando Pedro y Juan iban camino al templo a orar, y en la puerta se encontraron un mendigo. Entonces, Pedro lo miró y le dijo: “no tengo oro ni plata, pero de lo que tengo te doy, en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.”
De manera que no digas que no tienes nada para dar. Aun si no es nada físico, tienes a Jesús, comparte su palabra, anima a esa persona con las escrituras u ora por ella para que Dios se manifieste en su vida. Pero nunca seas indiferente ante la necesidades de los demás.
Oración: Señor, ayúdame a ser compasivo como tú lo eres. Permíteme recordar a diario que tú bendices para que aprenda a ser una bendición para los demás. Te doy gracias y bendigo tu nombre el nombre de Jesús amén.
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