Yo tuve la fortuna de conocer al Señor cuando tenía 15 años, y mirando hacia atrás puedo ver que Dios me encontró justo a tiempo. En ese momento de mi vida tenía dificultades emocionales, por las cuales estaba contemplando el suicidio. Pero Dios me rescató, me salvó y me dio vida nueva; y la razón por la que menciono esto, es que debido a lo que yo estaba viviendo en ese entonces, había empezado a cuestionar la existencia de Dios.
No podía entender si había un Dios tan bueno porqué yo vivía así. No era lógico para mí que si había un Dios, hubiesen tantos horrores en el mundo. Además que cuando algo malo pasaba, siempre alguien decía “Dios sabe cómo hace sus cosas”, para mí eso era incomprensible.
Sin embargo, Dios llegó justo a tiempo para enseñarme y corregirme. Primero me mostró su amor inagotable. Luego, me llenó de su Espíritu y empezó a enseñarme. Hasta que finalmente abrió mis ojos y pude entender que él no es la fuente de lo malo que pasa en la tierra.
¿Por qué hay maldad en el mundo?
Las personas que no creen en Dios suelen decir “si Dios existiera no habría hambre, terrorismo, y tanta maldad”. Pero lo que necesitan saber es que en el principio la creación de Dios era buena. Al leer génesis notamos que luego de que Dios creaba, veía que su creación era buena. Entonces creó al hombre y a la mujer, los bendijo y les delegó el dominio de la tierra.

“Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo».” Génesis 1:28
En otras palabras, el dueño de todo le delegó la autoridad de gobernar al ser humano, el cual estaba encargado de cuidar y trabajar la tierra. Sin embargo, el antagonista de la historia, el diablo, no quería que el propósito de Dios con el hombre se cumpliese. Es ahí donde entra y engaña a Eva quien peca, y luego Adán voluntariamente hace lo mismo. En consecuencia, no solo entró la muerte sino que además entró la maldición.
El pecado de Adán afectó a toda la creación
“Y al hombre le dijo: «Dado que hiciste caso a tu esposa y comiste del fruto del árbol
del que te ordené que no comieras,
la tierra es maldita por tu culpa.
Toda tu vida lucharás para poder vivir de ella.” Génesis 3:17
El hombre había pecado, y como resultado la tierra fue sometida a maldición. No obstante, ese no era el propósito inicial de Dios. Sí hubo un juicio, Dios es un juez justo y supremamente santo. Por lo cual el pecado de ellos no fue pasado por alto. Pero eso no quiere decir que la maldición fuese la voluntad de Dios.
Por eso, desde que ellos pecaron, Dios anuncia su plan de salvación: “Yo pondré enemistad entre la mujer y tú, y entre su descendencia y tu descendencia; ella te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el talón.»” Génesis 3:15.

En ese versículo, Dios le advierte a la serpiente (satanás), que de la simiente de la mujer nacería quien lo derrotaría; ya que el pecado había entrado por un hombre, era necesario que por un hombre saliera. Así que Jesús, concebido por el Espíritu, nació de una mujer, y de esta manera el plan de rescate de Dios fue accionado.
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¿De Dónde Viene La Maldad Que Hay En El Mundo?
En los versículos anteriores, notamos que la maldición fue consecuencia del pecado. Pero el autor del pecado fue Satanás. El diablo siempre ha querido tener el lugar de Dios, por eso fue expulsado del cielo, y en la tierra quiso usurpar la autoridad que Dios le había dado al hombre.
Entonces, cuando Adán peca, desobedece a Dios y se hace sumiso a la voz del diablo. De manera que sucedió una transferencia de poder. En otras palabras, Dios le había dado las llaves (autoridad) de la tierra a Adán, y Adán se las cedió al diablo cuando lo obedeció.

Por eso la biblia llama a satanás el dios de este mundo. Porque a causa de la caída del hombre, satanás se convirtió en el administrador legal de la tierra: “Satanás, quien es el dios de este mundo, ha cegado la mente de los que no creen. Son incapaces de ver la gloriosa luz de la Buena Noticia. No entienden este mensaje acerca de la gloria de Cristo, quien es la imagen exacta de Dios.” 2 Corintios 4:4
En resumen, la maldad viene del diablo, el cual opera en el mundo caído, y sus obras son perversas. De hecho Jesús nos dice en Juan 10:10 cuál es la intención del maligno: “El propósito del ladrón es robar, matar y destruir”. De manera que los homicidios, los hurtos, las catástrofes, y demás vienen de satanás.
¿Cuál Es La Solución A La Maldad Del Mundo?
Jesucristo es la solución, desde génesis Dios anunció que de la simiente de la mujer, nacería quien aplastaría la cabeza de la serpiente. De modo que Jesús venció al diablo a través de su vida, muerte, resurrección y ascensión.
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De hecho en la segunda parte de Juan 10:10 Jesús dice que su propósito es dar vida y vida en abundancia, vida plena. Jesucristo lo logró porque con su muerte pagó el pecado de la humanidad, y la muerte no pudo retenerlo por cuanto nunca pecó, así que recuperó las llaves que el hombre perdió en el edén y avergonzó públicamente a satanás.

Es por eso, que aunque el diablo aún sea el dios del mundo caído, ya no tiene autoridad sobre los creyentes, pues no hacemos parte de su reino, sino del reino de Dios: “Él nos ha librado de la autoridad de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo amado” Colosenses 1:13
Además, cuando el tiempo se haya cumplido y la segunda venida de Jesús suceda, la tierra también será liberada de la maldición y ya no habrá más muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque la victoria de Jesús se hará evidente.
“La creación espera el día en que será liberada de la muerte y la descomposición, y se unirá a la gloria de los hijos de Dios.” Romanos 8:21
¿Por qué le suceden cosas malas a los creyentes?
Ya vimos que el autor de maldad es el diablo. De manera que él es quien ataca a la iglesia. El diablo quiere matar, robar y destruir a los creyentes. Jesús nos advirtió que en el mundo tendríamos aflicciones, y la razón es porque este mundo está caído. Sin embargo, Jesús no solo mencionó las aflicciones, sino que nos aseguró que podíamos confiar en él, pues él venció al mundo.
De manera que el diablo sí ataca a los creyentes, y por eso tenemos aflicciones, pero en Cristo somos más que vencedores. Satanás no tiene dominio sobre los hijos de Dios, porque pertenecemos al reino de la luz. No peleamos para obtener victoria, ya tenemos la victoria por medio de Jesús.
¿Qué hacer cuando el diablo ataca al creyente?
La carta a los Efesios en el capítulo 6 nos dice qué hacer cuando recibimos ataques.
Fortalecernos en el Señor y en el poder de su fuerza:
No dejes que el desánimo te robe el tiempo de comunión con Dios, porque en momentos de dificultad es cuando más necesitas fortalecerte en Dios.
Pasa tiempo en su presencia, ora, lee su palabra y adórale. Recuerda que él todo lo puede, que ningún enemigo es lo suficientemente grande para hacerle frente. Él nunca ha perdido una batalla y nunca lo hará.
Revístete de la armadura de Dios para que resistas cuando llegue el día malo:

Ceñirse con la verdad:
Mantente firme en la palabra. El diablo es un mentiroso por naturaleza. No dejes que te mienta, escudriña las escrituras y pide sabiduría y entendimiento al Espíritu de Dios.
Ponte la coraza de justicia:
No permitas que el diablo te haga sentir indigno de Dios, ni que te acuse. Recuerda que eres justo, fuiste hecho justicia de Dios en Cristo. Su sangre te lava y te ha puesto en una posición correcta delante de Dios.
El apresto del evangelio:
Alude a lo que ya Jesús hizo. Cálzate con las buenas noticias de salvación. Recuerda que tienes paz para con Dios por medio de Jesús.
Ejercita la fe:
Habla en fe, actúa en fe, mantén tus ojos en Jesús y en sus promesas. Siendo hacedor de la palabra de Dios, pues la fe sin obras es muerta.
Cúbrete con la salvación:
Ya Jesús te salvó, ten confianza en esa salvación, protege tus pensamientos al recordar la obra de la cruz. Recuerda que esa salvación fue completa.
Usa la palabra de Dios:
Recuerda que cuando satanás tentó a Jesús. Él resistió con la palabra, no calles la palabra, háblala y di ESCRITO ESTÁ.
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” Santiago 4:7