Amar es desear lo mejor para el otro y Dios no solo te dice que te ama, sino que lo demuestra a través de Jesucristo, cuyo propósito es darte una vida abundante, la cual incluye bendiciones espirituales y bendiciones materiales, como el dinero. Así que hoy estudiaremos cuatro aspectos que la biblia enseña sobre este.
3 Juan 1:2 RVR1960 “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.”
En primer lugar, debes entender que Dios quiere que seas integralmente prospero. De modo que la vida abundante en Cristo no consiste solo en lo material, sino que es una vida abundante en el espíritu, que se refleja en todas las áreas de tu vida, incluyendo las finanzas.
Esa prosperidad integral que Dios desea para ti, comienza cuando tienes tus prioridades en orden. Es decir, primero es Dios, conocerlo más, crecer en Él, ser transformado a su imagen y todo lo demás será añadido.
Así que no te concentres solo en los beneficios que Jesús da. No lo ames por lo que recibes de su mano. Sino que amalo por quién es Él y porque te amó tanto que se entregó en la cruz por ti. Por tal motivo, enfócate en Jesús y no en las cosas que tienes gracias a Él.
Juan 6:26 “Jesús les contestó: —Les digo la verdad, ustedes quieren estar conmigo porque les di de comer, no porque hayan entendido las señales milagrosas.”
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En este pasaje el Señor Jesús enseña que debes buscarlo con la intención correcta. Es decir, seguirlo porque entiendes quien es Él, comprendiendo que solo Él tiene palabras de vida y solo por la fe en su nombre tienes salvación. Y no seguirlo solamente por los beneficios terrenales que él te puede dar.
Teniendo claro lo anterior, estudiemos algunos versículos claves sobre la voluntad de Dios a cerca de las finanzas.
1.El dinero no es lo primero.
Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
El versículo anterior a este, dice que quienes no conocen al Señor se afanan por lo material. Sin embargo, al conocer a Dios no corres tras el dinero porque sabes que Dios conoce todo lo que necesitas, y Él es tu proveedor. Entender esto es muy importante porque te mantendrá enfocado en darle a Él el primer lugar.
Efesios 5:5 “Pueden estar seguros de que ninguna persona inmoral, impura o avara heredará el reino de Cristo y de Dios. Pues el avaro es un idólatra, que adora las cosas de este mundo.”
En este versículo queda claro que Dios siempre es primero y es lo más importante. Así que cuida tu corazón de no amar a la creación por encima del creador, no pongas tu confianza en el dinero, las finanzas no son lo más importante. Dios es lo más importante, enfócate en él y todo lo demás vendrá.
2. Dios no bendice tu dinero para que lo acumules.
Lucas 12:16-19 “También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.”
En esta parábola, Jesús te enseña a cuidarte de la avaricia. Y deja ver de manera muy clara lo que significa ser avaro. Si analizas el pasaje, puedes notar que este hombre se había enriquecido, y estaba planeando hacer algo: Acumular su riqueza.
El hombre rico de la parábola planeaba derribar sus graneros, y construir unos más amplios donde pudiese acumular todo. Y esa acumulación estaba motivada por su egoísmo. Él planeaba gastar sus bienes en deleites temporales para su carne. Por eso la parábola termina así:
Lucas 12: 20-21 “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.”
De manera que Jesús enseña que aquel que acumula cosas en lo terrenal, sin tener en cuenta el plan de Dios, se comporta como un necio, pues habrá malgastado su vida en algo que no tiene valor eterno.
3. La bendición de Dios es para ser compartida.
Génesis 12:2 “Te convertiré en una gran nación y te bendeciré. Te haré famoso y haré que seas una bendición para otros.”
Este versículo habla de la promesa de Dios sobre Abraham, y no solo le promete bendiciones, sino que le dice que lo haría una bendición. De manera que aquí, Dios te quiere compartir lo siguiente: Él desea que tú seas un canal de su bendición, para que él pueda bendecir a otros.
2 Corintios 9:11 “Sí, Dios les dará a ustedes en abundancia para que puedan dar en abundancia; y cuando entreguemos las dádivas de ustedes a los que las necesitan, prorrumpirán en acción de gracias a Dios.”
Así que ten siempre presente que Dios te da, para que tú también des. Es decir, Dios es generoso, y quiere que tú también lo seas. Y de esa manera te mantendrás en un fluir de generosidad. Siendo bendecido para que bendigas, y otros alaben a Dios contigo.
4. Dios bendice tu trabajo, no tu pereza.
Algunas personas han mal interpretado el tema de la provisión de Dios, han creído que solo necesitan orar todo el día y el dinero les llegará. Pero al estudiar la palabra, nos damos cuenta que esto no es así.
Deuteronomio 28:12 “Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.”
Aquí claramente señala que Dios bendice la OBRA de tus manos, eso señala que tú debes hacer algo, debes trabajar. La versión NTV lo dice así: “El Señor enviará lluvias en el tiempo oportuno desde su inagotable tesoro en los cielos y bendecirá todo tu trabajo. Tú prestarás a muchas naciones, pero jamás tendrás necesidad de pedirles prestado.”
Por lo tanto, poner a Dios en primer lugar, no significa dejar de trabajar, sino hacerlo todo para él y por medio de él. Es decir, tenerlo en cuenta en todo lo que haces, y depender de Él para tus labores diarias.
Sabiendo que tu trabajo no depende de tu mero esfuerzo, sino de Dios que hace que todo te salga bien. Esto no quiere decir que no te esfuerces, lo que en verdad significa es que ya no será con el sudor de tu frente, como Adán cuando pecó y la tierra empezó a producir cardos y espinos.
Sino que, gracias a Cristo que te ha librado de esa maldición causada por el pecado, puedes trabajar sin que sientas que estás peleando contra la corriente, recibiendo buenos frutos por el trabajo que haces con tus manos.
Por lo tanto trabaja con la mirada puesta en el creador, confiando en su ayuda y bendición, sabiendo que tu trabajo no se irá a perdida, sino que producirá ganancias que servirán para honrar al Señor.
Proverbios 10:4 “La mano negligente empobrece, pero la mano de los diligentes enriquece.”
Con este último punto concluimos este blog, por favor compártelo si ha bendecido tu vida, de esa manera este mensaje puede llegar a muchas personas y enseñarles un poco sobre la palabra de Dios.
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Gracias por leer, nos vemos pronto.