Conoce la clase de vida que honra a Jesucristo

Conocer el corazón de Dios, te hace entender cuan bueno es Él, cuanto te ama y lo mucho que desea que estés bien. Por esa razón podemos encontrar en su palabra muchas promesas que nos alientan en cada área de nuestras vidas.

Así que Dios sí desea tu bienestar, hay cientos de versículos bíblicos que lo demuestra. Pero ante todo, Dios anhela tu corazón. El Padre nos invita a tener comunión con Él por medio de la fe en Jesucristo. De modo que al relacionarnos con Él podamos empezar a vivir la clase de vida que Jesús proveyó para nosotros en la cruz.

La vida abundante, que Jesús nos dio gracias a su sacrificio, es una vida que va más allá de lo terrenal. Pues el mensaje de Jesús nos conduce a una vida de sumisión a Dios (1 Timoteo 6:3). Y esta clase de vida dedicada a Dios no solo trae beneficios terrenales, los cuales son efímeros, sino que trae beneficios eternos. 

En este orden de ideas, debemos entender que para disfrutar de las bendiciones de Dios, tanto presentes como futuras, debemos vivir una vida que honre al Señor. Pues si decimos que tenemos fe en su nombre, viviremos de acuerdo a sus enseñanzas, tomando de su gracia la cual nos da el poder para llevar a cabo las obras que le agradan (2 Tesalonicenses 1:11).

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Por esta razón, todo el que cree en Jesucristo como su Señor y salvador es una nueva criatura. Esto significa que ha nacido de Dios, y ahora tiene su gracia disponible para que pueda vivir una vida totalmente nueva.

Sigue leyendo para que sepas en que consiste esta nueva vida: 

La Vida Nueva En Cristo

La clase de vida de un cristiano nacido de Dios consiste en que estamos juntamente crucificados con Cristo (muertos al pecado), y juntamente con él, fuimos resucitados a una nueva vida de sumisión a Dios (Colosenses 2:12).

La vida nueva en Cristo es uno de los temas más esenciales de nuestra fe. Así que te quiero invitar a estudiar conmigo lo que dice el capítulo 3 de Colosenses acerca de este tema:

1. Pureza sexual:

Colosenses 3:5 “No tengan nada que ver con la inmoralidad sexual, la impureza, las bajas pasiones y los malos deseos.”

El sexo fue creado por Dios, fue diseñado y regulado por él. Fue establecido para ser disfrutado dentro de la vida marital. Sin embargo, la sociedad ha corrompido el diseño original del sexo y lo han convertido en algo perverso.

En la actualidad, somos bombardeados con imágenes, canciones, chistes, y videos que tergiversan la sexualidad. Por lo tanto, tenemos que estar muy firmes y decirle no a cualquier cosa que vulnere la pureza sexual que debemos tener ante Dios.

Pero, si llegas a fallar, solo debes arrepentirte. Aléjate de todo aquello que te tiente a hacer algo fuera de lo establecido por Dios. Se sincero con Él y pide su ayuda para permanecer puro.

2. Evita la avaricia:

Colosenses 3:5(b) “No sean avaros, pues la persona avara es idólatra porque adora las cosas de este mundo.”

Hay quienes creen que el mensaje del evangelio no incluye bendiciones terrenales, pero esto no es cierto. Si leemos la palabra de Dios, desde el antiguo testamento hasta el nuevo testamento, nos damos cuenta que Dios sí nos bendice con cosas terrenales.

Sin embargo, lo que Dios no quiere es que le demos el primer lugar a lo terrenal. 1 Timoteo 4:8 enseña que vivir en sumisión a Dios trae beneficios en esta vida y en la vida que viene, de modo que vivir para Dios si nos da beneficios terrenales, pero esos beneficios no deben ser nuestra prioridad.

Ser avaro es vivir con ambición, buscando satisfacer deseos vanos, que terminan por llevarte a caer en tentación y a que te desvíes de la fe verdadera.

Por otro lado, es importante saber que el dinero en sí no es malo, de hecho lo necesitamos para vivir, y Dios lo sabe. Lo que es malo es amar al dinero, pues esto es el origen de toda clase de mal (1 Timoteo 6:10).

Así que podemos evitar la avaricia, recordando que el dinero es inestable, hoy está, mañana no sabemos cómo puede variar la economía.

Sin embargo, Dios nunca cambia por eso debemos depositar nuestra confianza en Dios, no en la riquezas, pues es él quien nos da en abundancia todo lo que necesitamos para que lo disfrutemos (1 Timoteo 6:17).

3. No lastimes a las personas.

Colosenses 3:8-9(a) “pero ahora es el momento de eliminar el enojo, la furia, el comportamiento malicioso, la calumnia y el lenguaje sucio. No se mientan unos a otros”

El enojo es perjudicial para la salud, puede provocar dolores musculares y aumentar el riesgo de algunas enfermedades como la gastritis y la colitis. Si eso es así, ¿Qué ganas con retener el enojo? Nada bueno, te lo aseguro.

Sin embargo, aunque es inevitable que en ocasiones nos enojemos, sí podemos evitar que ese sentimiento nos controle, desechándolo e impidiéndole que te dañe a ti y a los que te rodean.

Así que no permitas que ese enojo se convierta en una furia, que te lleve a hacerle mal a otros, no dejes que eso te conduzca a calumniar o maldecir a alguien. Evita todo esto, pues tú ahora tienes una vida nueva que da honra a Dios.

Por lo tanto, no hagas daño a otros con tus actos, con tus conversaciones o con el modo en que te expresas. Por el contrario, vive de tal forma que muestres a otros, el amor que Dios te ha dado, la paciencia que te ha tenido y lo bondadoso que ha sido contigo:

Colosenses 3: 12-14 “Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros. Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía.”

4. Esta vida nueva se trata de Cristo.

Quise dejar este punto para el final, porque es el más importante. Ahora esta vida no consiste en ti, ni en tu fuerza, esta vida consiste solo en él.

Cristo es el centro, y es lo único que importa, así que esta nueva vida la vivimos por él y para él. De modo que la única forma en que podemos mantener la pureza sexual, evitar la avaricia y no herir a los demás, es enfocándonos en Cristo:

Colosenses 3:10 “Vístanse con la nueva naturaleza y se renovarán a medida que aprendan a conocer a su Creador y se parezcan más a él.”

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La forma de vivir esta vida nueva en Cristo es conociéndolo, siendo íntimos con él, pasando tiempo en su presencia, escudriñando las escrituras, orando en todo tiempo, de esta forma llegamos a parecernos a él.

Así que la abundante vida en Cristo consiste en permanecer en él, viviendo una vida que lo honre, llegando a ser cada día como él.

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