A las palabras no se las lleva el viento. Las palabras causan un efecto en tu vida, ellas pueden animarte o desanimarte, ser constructivas o causar gran destrucción.
Y por eso debemos ser conscientes de su impacto en nuestro entorno. Así que hoy te quiero compartir como usar las palabras para beneficiar tu vida de acuerdo al consejo de Dios.
¡OJO! Tus palabras te pueden causar problemas:
En mi país se dice “calle esa boca” cuando alguien dice algo negativo, y aunque suene un poco tosco, muchas veces deberíamos callarnos la boca, cada vez que queramos decir algo que no conviene.
“La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos.” Proverbios 18:21
Esta escritura ha sido ignorada por muchos cristianos, que sin saberlo, han estado hablando muerte en vez de vida.
La versión PDT traduce este mismo versículo de la siguiente manera: “Lo que uno habla determina la vida y la muerte; que se atengan a las consecuencias los que no miden sus palabras.”
Por tal motivo, debemos tener cuidado y hablar siempre vida, pues esto va a producir buenos resultados. Ya que si hablas mal, recogerás conforme a lo que has hablado.
En este sentido, hay muchos cristianos que tienen conocimiento de las promesas de Dios, dicen creerlas, pero aun así, hablan como si dudasen de ellas y como consecuencia, no las disfrutan en su vida.
Luego, culpan a Dios diciendo que no es su voluntad que obtengan esas promesas. Pero déjame decirte que eso es errado, Dios es justo, Él no tiene favoritos, todas sus promesas están disponibles para los que estamos en Cristo.
¿Entonces por qué no reciben esas promesas? Muchas veces, la respuesta está en las palabras que se hablan en la vida diaria.
Mira lo que dice proverbios 21:23 “El que cuida su boca y su lengua se libra de muchos problemas.” Cuantos problemas nos ahorraríamos si aprendiéramos a cuidar lo que hablamos.
Así que hoy te quiero hacer estas preguntas:
1. Si Dios dice que por sus llagas fuiste sanado, ¿por qué hablas enfermedad?
2. Si Dios dice que Él proveerá todas tus necesidades conforme a sus riquezas en gloria, ¿por qué hablas escases?
3. Si Dios dice que todo lo puedes en Cristo que te fortalece, ¿por qué dices que no puedes?
4. Si Dios dice que no te ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio, ¿por qué hablas temor?
No sé cuál sea tu caso específico, pero el punto es: si Dios ya ha hablado cosas grandes sobre ti, ¿Por qué sigues hablando en dirección contraria a lo que Él dice de ti?
Ahora, yo sé que muchas veces esto sucede, porque hablamos lo que nuestros sentidos físicos experimentan, por eso debemos recordar que no andamos por vista sino por fe.
Y en relación a eso, quiero compartir contigo esta frase que le escuche a un gran predicador: “tu realidad no es la circunstancia que estás viviendo, tu realidad es lo que dice la palabra de Dios.”
De tal modo que ten cuidado con tus palabras, estas determinan lo que vives, alinéalas a la palabra de Dios y cierra tu boca cada vez que estés tentado a decir algo contrario a lo que la biblia dice de ti.
Empieza a decir lo mismo que Dios dice:
Algunos cristianos piensan que solo la palabra de Dios tiene poder, que la nuestra no, mi respuesta para ellos es: Claro, la palabra de Dios tiene poder, esa es la verdad.
Y esa palabra poderosa es la que nos dice que nuestras palabras pueden generar muerte o vida. Si Dios dice que es así, yo le creo.
Así que no sé tú, pero yo decido hablar vida, es decir, he decidido hablar de acuerdo a lo que Dios dice.
“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” Hebreos 10:23
Aquí la palabra profesión no hace referencia a un oficio o carrera, sino a la acción y efecto de profesar, es decir defender una idea. En otras palabras, profesar es afirmar, declarar o confesar.
Entonces, lo que confesamos son las fieles promesas de Dios. Profesamos y declaramos la palabra de Dios sin fluctuar, es decir sin cambiar.
No podemos decir hoy “el Señor es mi pastor y nada me falta” y mañana decir “mira, todo lo que me falta”, así no se puede recibir de Dios.
Debemos mantener una sola confesión, no podemos ser de doble ánimo. Tenemos que decidir estar firmes en las promesas de Dios.
Confesiones que no pueden faltar en nuestra vida:
1.Confesar a Jesús como Señor.
La biblia nos enseña que debido al pecado, estábamos enemistados con Dios, pero que gracias al sacrificio de Jesús, fuimos reconciliados. La salvación está disponible para todos, pero no todos la reciben.
Déjame explicarte esto, somos salvos por gracia por medio de la fe en Jesús, pero hay algo que tenemos que hacer de acuerdo a Romanos 10:9 “que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.”
Así que recibimos la salvación al creer en el corazón y confesar a Jesús como Señor. O sea que la primera confesión que debes hacer es declarar a Jesús el Señor de tu vida.
Romanos 10: 10 dice “Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo.” Tus labios están involucrados, es necesario que audiblemente digas que Jesús es tu Señor.
2. Confesar quien eres en Cristo.
No hay nada que de más gloria a Dios, que empieces a vivir la clase de vida que Jesús compró con su sangre para ti. El sacrificio de Jesús no fue en vano.
Jesús derramó su sangre para darte una posición correcta ante Dios, él te trasladó de tinieblas a luz, te sentó junto a Él en lugares celestiales, te hizo pueblo santo, sacerdocio real para Dios.
Así que ya no eres un pobre pecador, empieza a hablar lo que Dios dice de ti. El reverendo Kenneth E Hagin aconseja en varios de sus libros a buscar en las epístolas las expresiones “en Él”, “en Cristo”, “en quien”, subráyalas y confiésalas sobre tu vida.
De esta manera puedes empezar a confesar “soy acepto en el amado”, “soy nueva criatura y las cosas viejas ya pasaron”, “soy la justicia de Dios en Cristo”, haciendo esto vas a experimentar en tu vida la realidad de la palabra de Dios.
3. Confesar lo que estás creyendo.
“Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.” Marcos 11:23
Es muy importante creer, pero si tus palabras no concuerdan con lo que crees, entonces no recibirás mucho. Marcos 11:23 menciona la palabra creer una sola vez, pero menciona el verbo decir tres veces: “dijere”, “dice”, “diga”. Así que definitivamente las palabras son muy importantes.
¿Qué representa el monte? Las dificultades que enfrentamos en este mundo. Así que para moverlo, se necesita creer y hablar.
Un ejemplo puede ser una enfermedad. (Clic aquí para leer sobre la sanidad divina) La enfermedad es una dificultad, por ende es un monte.
¿Qué hacer? lo primero es buscar en la biblia lo que Dios dice de las enfermedades, esto con el objetivo de crecer en fe, pues la fe viene por oír la palabra de Dios.
Luego, debes involucrar tu boca, háblale a la enfermedad: “por sus llagas he sido sanado” “estoy sano”, y sin importar lo que digan los síntomas, te mantienes firme en tu confesión. Y te aseguro que la enfermedad se irá.
Para concluir, recuerda que Jesús vino para darte una vida plena y abundante, pero es necesario que tus palabras estén de acuerdo a las suyas para poder disfrutar esa vida. Así que di conmigo: “Yo creo la palabra de Dios, su palabra es la verdad, por lo cual hablaré la verdad de mi Dios”.
¡Ve a disfrutar la abundante vida en Cristo, hasta pronto!
Gloria a Dios! A confesar la palabra de Dios!!!