En la vida nos encontraremos con personas a las que no les agradamos, quizás nunca les hayamos hecho nada, pero simplemente no les simpatizamos por nuestra forma de ser, y esto es absolutamente normal, pero en ocasiones esas personas pueden llegar a maltratarnos con palabras o acciones que resultan hirientes. Ante esto, el hombre natural respondería de la misma manera, hiriendo de igual forma o peor. Sin embargo, nosotros somos espirituales y nuestro actuar debe reflejar al Dios que vive dentro de nosotros.
Nuestro mayor ejemplo es Jesús quien siempre hizo la voluntad del Padre e hizo bien a todos, y aún así muchos lo insultaron, lo expulsaron de la sinagoga, lo intentaron matar varias veces, lo traicionaron, y aun así en la cruz oró por ellos. No hay nadie que haya sido tan maltratado como Jesús, y a pesar de eso amó como ningún otro.
Cuando alguien te maltrate, tú trátalo bien, esto seguramente no le agradará a tu carne, pero sí al Espíritu que vive en ti, pues no estamos llamados a satisfacer los deseos de la carne, sino a vivir por el espíritu, y gracias a que somos nacidos de nuevo, el amor de Dios fue derramado en nuestros corazones por lo cual podemos responder bien ante mal que recibamos.
Versículo: No digas: Yo pagaré mal por mal; espera en el SEÑOR, y Él te salvará. Proverbios 20:22
Confesión: El amor de Dios fue derramado en mi corazón, así que yo amo incluso a los que me maltratan, no les pago mal por mal porque sé que Dios me salva de cualquier cosa que me hagan.
Síguenos en nuestras redes sociales