En la vida llegan momentos que nos dejan sin respuestas, situaciones en las qué nos sabemos que hacer, cosas que se salen de nuestras manos y la razón para esto es muy simple, no somos Dios, no tenemos todo bajo control, pero Él sí, a Dios no le toma nada por sorpresa, Él siempre sabe que hacer y nunca se equivoca, así que lo que podemos hacer cuando no sabemos qué hacer es acudir a Él.
El Señor Jesús dijo que él es la luz y quien lo sigue a Él no andará en tinieblas (Juan 8:12). Quien anda en tinieblas tropieza, no sabe por donde caminar, no ve el camino ni los obstáculos que hay delante, por eso necesitamos andar en la luz, Jesús es esa luz que nos muestra por donde caminar, nos advierte de los peligros y nos enseña cómo evitarlos. Por eso es indispensable que siempre andemos a la luz de su palabra, preguntándonos qué haría Jesús en cada circunstancia.
Dios es un excelente consejero, de manera que, si no sabemos que hacer, la única solución es buscarlo a él en lugar de tratar de solucionar las cosas a nuestra manera, pues la biblia nos enseña que debemos confiar en él, y no en nuestro propio entendimiento (proverbios 3:5). Cuando hacemos esto, él endereza nuestro camino. Sin embargo, para poder disfrutar del consejo divino, necesitamos ser humildes para reconocer nuestra necesidad de su guía. Pues el salmo 25:9 dice que Dios dirige a los humildes en la justicia, y les enseña su camino.
Finalmente, lo más importante, es saber que desde el momento en que hiciste a Jesús tu Señor, te convertiste en hijo de Dios, y él es un buen Padre que guía a sus hijos, pero, así como en lo natural un niño pequeño debe ser entrenado en obediencia para que de grande siga el consejo de sus padres. En lo espiritual también debemos madurar y ser entrenados en obedecer su voz, así que entrénate en oración, en lectura constante de su palabra y en cultivar tu relación con él para que en todo momento disciernas su dirección.
Versículo: Romanos 8:14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.
Confesión: Yo soy un hijo de Dios, guiado por su espíritu, el me muestra el camino por el cual debo andar, el me enseña qué hacer en cada situación, no me angustio ni tomo decisiones arbitrarias pues sé que Jesús alumbra mi caminar y me dice por dónde andar.
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